Tengo un sistema de escritorio Fedora 17 que ejecuta el último kernel de 64 bits que no entra en suspensión correctamente. Lo sé porque el ventilador continúa funcionando después de que la pantalla se ha quedado en blanco; además, el sistema no se reinicia cuando golpeo repetidamente el teclado con los puños. Golpearlo contra el aparador tampoco tiene ningún efecto.
Si apago la máquina, se reactivará exitosamente al presionar ligeramente una tecla.
Agradecería cualquier sugerencia sobre cómo llegar a un diagnóstico para esto, ya que parece que hay muchos usuarios que experimentan este problema, pero por una amplia gama de razones.